MUCHAS GRACIAS DON PABLO, por José Vall

En las conversaciones que mantuve con Pablo siempre transmitía el amor y la pasión de un hombre por su trabajo y su familia. Don Pablo decía siempre que ANESAR era como un hijo para él y así lo demostró hasta sus últimos días, en el orgullo, en el cariño y también en la regañina pues siempre fue hombre de ir de frente y por derecho. Don Pablo ni halagaba por halagar ni corregía por corregir, todo lo hacía pensando en la mejora continua de nuestro sector y para ello era un firme y generoso defensor del asociacionismo, que dejó más que demostrado con su sector de salones de juego y también con sus otros “hijos” profesionales, GANVAM y el REAL MOTOCLUB DE ESPAÑA.

Pero su liderazgo no viene sólo del tesón y su infatigable capacidad de trabajo, sino porque ambas cualidades siempre iban acompañadas de una visión empresarial y colectiva que en ocasiones, y al igual que algunos genios, no fue comprendida por todo el mundo. Su visión hace treinta años de los salones como establecimientos diferenciados, su muchas veces incomprendida defensa de la máquina especial de salones alcanza, hoy en día, todo el sentido. Lo vio el primero y lo compartió con todos nosotros, empeñado siempre en ver un futuro lleno de sueños por realizar: un negociador de esperanzas, como Bonaparte entendía a los líderes.

20 años como Presidente de ANESAR dan para muchas alegrías y también decepciones, como  un circuito con rectas para abrir gas y curvas en las que frenar, pero sobre todo dan para muchos, muchos amigos. Su legado y su recuerdo siempre vivirán en toda la familia que formamos parte de ANESAR .