La revista El empresario, entrevista a José Vall

El Empresario, el diario de las empresas creado por la CEOE, ha incluido una entrevista con nuestro presidente en la que José Vall ha realizado un acertado balance de la situación del sector. Les ofrecemos un extracto de la misma:

– ¿Podemos constatar que el sector del juego está en auge?
Es cierto que el ciudadano cada vez valora más su ocio. Ahora hay mucha más oferta que hace unos años, junto con los salones, bingos, casinos, etc., más recientemente se ha incorporado el juego online que supone una gran accesibilidad. Además, también se debe analizar el papel de los operadores públicos como SELAE y ONCE. A nivel general podemos afirmar que hay un auge de la industria del entretenimiento, pero que en nuestro segmento concreto, quizá sería más acertado decir que se está produciendo una redistribución del gasto de los ciudadanos entre las cada vez mayores opciones de ocio.

– ¿Cómo ha afectado la crisis económica a los salones de juegos? 
En los años de crisis, la industria del juego en general se contrajo casi un 27%. Al contrario de lo que se suele pensar, en tiempos de crisis se juega menos, por lo menos en nuestro  sector concreto. A partir del año 2015 se percibe cierta recuperación en los datos, y se da un fenómeno inversor muy importante. A pesar de ello en los tres últimos años se han creado 5.000 puestos de trabajo en salones de juego y actualmente se sostienen más de 18.000 empleos directos, en este segmento. El sector del juego privado en su conjunto emplea a más de 46.000 empleos directos y aporta, además de los demás impuestos, casi 1100 millones en el impuesto especial del juego.

– Ahora se empieza a hablar de que la economía empieza a desacelerarse, ¿Lo están observando en sus negocios?
En nuestro caso lo llevamos observando desde hace aproximadamente un año. Somos un sector de ocio y de alguna manera podríamos decir que es un sector termómetro porque a partir de su comportamiento se pueden predecir con cierta antelación los ciclos económicos. El año pasado por estas fechas, en nuestro Congreso Anual ya se advirtió esta circunstancia a través del Barómetro que realizamos de  nuestra actividad. A pesar de ello se sigue invirtiendo y creando empleo.

– Según un informe de CEOE, en España se generan 108 páginas de burocracia a la hora, ¿se trata de una traba que también afecta a los salones de juego? 
Esta actividad tiene un impuesto  específico, unos avales propios, unos registros de actividad y de empresas propios,  servicios de inspección y control específicos y especializados, un sistema de  licencias  muy estricto y específico, etc. Son cuestiones singulares de nuestra actividad que hacen del mismo un sector  híper-regulado. Este exceso regulatorio no ayuda y a pesar de ello, las empresas han crecido y el sector se ha consolidado, lo que habla y bien, de  nuestro tejido  empresarial. Quizá este padece también con mucha intensidad desde el punto de vista industrial, porque los fabricantes y proveedores de juegos, han de atender tantas normativas y homologaciones como territorios y esto encarece y dificulta mucho los procesos, más todavía en territorios pequeños donde hacer frente a estos procesos muchas veces no es rentable.

– ¿Teme que la nueva regulación que proponen algunas formaciones políticas para el juego pueda ahogar la situación económica de estas empresas?
Para entender esto le daré un par de datos. España es, con Alemania, Francia, Suecia y Noruega, el país con menor tasa de juego problemático de Europa. Por otra parte, en la Comunidad de Madrid el año pasado se hicieron 22.800 inspecciones y se registraron apenas una veintena de incidencias relacionadas con menores.

Esto no hace sino confirmar que tenemos una normativa eficaz, una administración ocupada e intensa en su labor inspectora, unos empresarios comprometidos con sus obligaciones y unos clientes que disfrutan con responsabilidad de nuestros servicios. No debería haber motivos de alarma y sin embargo los hay, y estamos viviendo un año muy intenso en materia de medios de comunicación y en el ámbito político. Es muy posible que no hayamos sabido explicar bien nuestra actividad, pero observamos con demasiada frecuencia informaciones que muchas veces no están contrastadas, en las que no acude a todas las fuentes y que sin aportar datos, resulta alarmista e infundada, porque confunde los conceptos, muchos de ellos muy básicos.