Estética para tranquilizar conciencias y petición a los padres para que no hagan dejación de funciones
A propósito de las modificaciones normativas en Extremadura, y más concretamente con respecto a las distancias con respecto a centros de enseñanza establecidas en dicha normativa, nos hacemos eco de este artículo publicado en el Correo de Extremadura por un comentarista anónimo que firma bajo el pseudónimo de El Diablo Cojuelo y en el que, alejándose de los tópicos habituales, apela a la responsabilidad familiar y al razonamiento de que esta medida es más estética que ética.
Las casas de apuestas son tema de portada de nuestra prensa regional, dicen así sus titulares:
Diario “HOY”. – “LAS CASAS DE APUESTAS DEBERÁN ESTAR A 300 METRO DE COLEGIOS E INSTITUTOS”.
Periódico “EXTREMADURA”. “LAS CASAS DE APUESTAS DEBERÁN ESTAR A 300 METROS DE LOS COLEGIOS”.
Como verán hasta los titulares son iguales, aunque el diario pacense incluye también a los institutos. De las pocas cosas que han proliferado en estos últimos tiempos en Extremadura, a parte de los parados, son las llamadas casas de apuestas deportivas y, es cierto que muchas se han ubicado cerca de centros de enseñanza a pesa de que tienen prohibida la entrada los menores de 18 años. Por eso, yo creo que esta medida es por una razón más estética que ética. Cerca de los colegios e institutos hay bares donde se venden bebidas alcohólicas y tienen máquinas tragaperras y a nadie se le ocurre decir que se tienen que retranquear 300 m., basta con el cartelito que indica que no se puede vender alcohol a menores ni jugar a las tragaperras. Además, la mayoría de casas de apuestas permiten que se apueste online, es decir a través del teléfono móvil y, para bien o para mal, la mayoría de nuestros niños y jóvenes los tienen y saben usarlos. Miren ustedes no se pueden poner puertas al campo y alejar las casas de apuestas de los colegios no es ninguna solución, lo que debe hacerse es vigilar que los menores no entren y multar fuertemente a las empresas que no cumplan con la norma y, sobre todo, que los padres no hagan dejación de funciones y eduquen a sus hijos en la responsabilidad. Todo lo demás es estética para tranquilizar conciencias.