Los datos del sector en la Comunidad de Madrid

El profesor José Antonio Gómez Yáñez, con el apoyo de varias asociaciones del sector del juego privado, ha elaborado un estudio de «Avance de resultados» en el que se analiza el sector del juego en la Comunidad de Madrid. 

En dicho estudio se analiza la situación de nuestro sector en esta comunidad autónoma, poniendo el foco en la importancia de la regulación del juego, para salvaguardar los intereses de este importante sector económico, así como los de los usuarios del servicio. 

Extractamos la presentación del informe, que puede ser consultado en su totalidad haciendo click en este enlace 

Hoy en día, todos los mercados están regulados (…) Pero hay dos mercados en los que propiamente no hay mercancías ni servicios que transar: su materia prima es ese intangible que es el dinero: la banca y el juego. La regulación debe ser exhaustiva. Más vale no improvisar con ellos.

En los dos últimos años el juego ha saltado a la atención de la opinión pública y publicada. La elevada exposición del juego online a través de la publicidad en televisión y en las retransmisiones deportivas y la presencia de locales de juego que pretenden llamar la atención de sus potenciales clientes han suscitado esta curiosidad. 

Este mercado y estas empresas crean empleo en una cuantía considerable, pagan grandes cantidades de impuestos especiales que sirven para financiar servicios clave -por ejemplo, en una cuantía similar al coste anual de los servicios de emergencias de la Comunidad de Madrid-, y cotizaciones sociales que garantizan las pensiones de sus empleados. Su transformación en estos años con la apertura de salones de juego ha contribuido a activar el mercado inmobiliario. El gasto por visita de un cliente no excede del que pueda hacer cualquiera en un bar, en un cine, un espectáculo o en un restaurante con los amigos o la familia o en cualquier actividad de ocio. 

 La regulación del juego, imprescindible, debe hacerse teniendo en cuenta la realidad y que es un sector en el que las improvisaciones pueden resultar caras socialmente. Hay una delgada línea entre prevenir e incentivar, entre dosificar la oferta y abrir las puertas a ofertas incontroladas. La prevención de los efectos negativos de cualquier actividad debe ser discreta y para los públicos que realmente pueden ser afectados.