La demagogia y la ineficacia como «principios generales» del derecho
La revista especializada Sector del Juego incluye en su último número su ya tradicional «especial salones», que recoge importante información sobre nuestra actividad.
Entre otras informaciones se incluye un artículo de ANESAR cuyo irónico titular reproducimos en este AnesarNews. Reproducimos por su interés el texto íntegro del artículo
La definición de demagogia que nos aporta la RAE es la siguiente: degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales, tratan de conseguir mantenerse en el poder.
Hay otras definiciones más explicitas, como esta (wikipedia): la estrategia utilizada para conseguir el poder político que consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del público para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica, la desinformación, la agnotología y la propaganda política. ¿LES SUENA?
El término agnotología es de cuño mucho más reciente, y alude a que en el debate y toma de decisiones no se tengan en cuenta los datos, sino que el mismo se centre precisamente en cambiar los datos objetivos y la realidad. Para que triunfe esto se necesitan como “colaboradores necesarios” políticos, expertos en marketing, a los medios de comunicación, etc., «La ignorancia es poder… y la agnotología es la creación deliberada de ignorancia». (Robert Proctor). ¿LES SUENA?
Los resultados de todo esto, la llamada política de la POSVERDAD, como una forma de hacer política alejada de los datos y de la objetividad, y más cercana a un relato construido en base a apelaciones a la emotividad, a los sentimientos y a las propias e invariables creencias, para influir en las actitudes y lograr así una especie de supremacía moral. Por todo ejemplo de lo anterior,: en una PNL presentada de manera oficial en el Congreso de los Diputados, como toda fuente de información científica se dice (SIC) “Son numerosas las noticias relacionadas con la presencia de jóvenes menores en el interior de salas de apuestas”. Asombroso: Objetividad y datos ¿LES SUENA?
Todo vale para regular, pero sobre todo la demagogia y la ineficacia. Lo estamos viendo en algunos sitios con las desescaladas de la pandemia. Todos tienen como denominador común que no hay datos ni razones objetivas, ni un solo argumento que, en términos sanitarios, avale mantener cerrados los establecimientos de juego En otras materias, y con la eterna coartada de la protección a los “colectivos vulnerables”, los objetivos buscados son otros, y todos los sabemos. Si de verdad se quisiera proteger a los “colectivos vulnerables” se adoptarían medidas eficaces y con las que el sector estamos totalmente de acuerdo, como establecer controles de admisión eficaces y sancionar a quien no los cumpla. Hay administraciones –pocas- que ya han tomado ese camino, el de la eficacia de las normas para los fines perseguidos. Y lo han conseguido. Otros gobiernos, sin embargo, y de manera sorprendente y pusilánime, parecen comprar esos postulados y están demostrando una deriva que, lejos de proteger a nadie, desprotegen a ciudadanos y a empresas. Con la que está cayendo.