ALGO MÁS QUE CINISMO, por José Vall

Todo el sector, empresarios, trabajadores, medios de comunicación, etc., estamos en proceso de digestión de las palabras del Director General de Ordenación del Juego del Ministerio de Consumo, Mikel Arana, en las que afirmaba con claridad y haciendo un ejercicio de “honestidad” en un entorno amigable, que los porcentajes de ludopatía que emanan de informes oficiales no suponen como tal un problema de salud pública, reconociendo también que “La inmensa mayoría de gente que juega, ya sea online, ya sea offline, lo hace como una actividad de ocio y no les supone un problema de salud».

Desde ANESAR celebramos que por fin hayan encontrado los datos de ludopatía para poder afirmar esto con tal claridad, a la vez que les animamos a seguir buscando otros datos como la presencia de menores (otra falsedad) en establecimientos de juego u otros mantras que repiten hasta la saciedad. Si lo hicieran, seguramente deberían retirar una PNL presentada en el Congreso de los Diputados en el que por toda fuente de información y dato científico aportan las noticias de prensa (sic) “Son numerosas las noticias relacionadas con la presencia de jóvenes menores en el interior de salas de apuestas”, sin aportar ni un solo dato. Suponemos que se refieren a las noticias de la prensa que algunos pretenden moldear a sus intereses.

La situación es grave, muy grave. Son el Gobierno y están haciendo política y adoptando decisiones que afectan a muchas empresas y puestos de trabajo sobre datos que ellos mismos reconocen que no son tales. Llevan más de dos años construyendo un relato sobre la base de un problema de “salud pública” que ahora reconocen que no existe, e intentan arrastrar al movimiento ciudadano y a otras instituciones y organismos hacia esta deriva mientras nosotros limpiamos pintadas y quitamos silicona de nuestras puertas.

Es grave porque están haciendo una política en la que queda demostrado que lo que menos importa son los llamados “colectivos vulnerables” que dicen defender, porque si importaran tendrían también que actuar con otro tipo de juegos, y no sólo no lo hacen sino que los defienden y dotan de cantidades millonarias para que sigan haciendo su publicidad, mientras las dotaciones para los “colectivos vulnerables” siguen sin aparecer. Desde el sector seguimos trabajando en que ese porcentaje (ojalá fuera cero) que lleva más de treinta años en descenso, no se incremente. Nos preocupan los que hacen mal uso de nuestra oferta, y hay mecanismos eficaces y no efectistas para evitarlo, y desde luego compatibles con el mantenimiento de una industria responsable y consolidada que no es otra cosa que la garantía para seguir ofreciendo nuestros servicios con plenas garantías y seguridad para los ciudadanos.

Si en este país no hay plena normalidad democrática, ya podemos sospechar dónde están los responsables de que así sea.