«Fortaleza empresarial y asociativa»

Por José Vall

Han pasado algunas semanas desde que escribiera, a la vuelta de las vacaciones, un artículo titulado “Nuevo curso y demasiada incertidumbre empresarial”. En la Asamblea General de ANESAR celebrada la semana pasada, Juan Lacarra, nuestro secretario general, expuso circunstancias y datos irrebatibles que parecen avalar estos augurios: junto con una serie de factores externos como la sombra de una recesión cada vez más posible, el incremento de los costes, la subida de tipos de interés o la disminución de la disponibilidad económica de nuestros clientes, dibujan una situación donde las empresas, que ya han gastado sus reservas en los complicados años precedentes, ven muy comprometida su viabilidad.

Esto es una realidad y no se puede obviar. Como asociación, debemos informar de la situación que atraviesan nuestros asociados. Al igual que hubo momentos de expansión y se decía, también debemos manifestarlo en los momentos de contracción. Sin embargo, nuestro trabajo no puede terminar aquí, sino que este debe ser el punto de partida. A partir del análisis de situación, resulta imprescindible estudiar y poner en marcha las medidas que puedan paliar la delicada situación que atraviesa nuestra actividad.

Es aquí donde debemos ser optimistas, porque, como también se dijo en la asamblea, si algo caracteriza a este sector a lo largo de su historia es su altísima capacidad de sobreponerse a las vicisitudes y problemas –que los ha habido y muy graves–, y de salir adelante siempre.

Por otro lado, la incorporación de nuevas fuerzas políticas al escenario hace que la forma de hacer política haya variado con respecto a hace unos años. La ideología y la tensión están demasiado presentes en la política, lo que facilita los ataques a sectores como el nuestro y al mundo de la empresa en general.

Desde el sector del juego debemos adaptarnos a estos cambios y saber trabajar en este escenario, y ya lo estamos haciendo: por un lado, se han puesto en valor las acciones de Responsabilidad Social Corporativa en las que todos nos encontramos trabajando. También buscamos ayudas externas que resultan necesarias para entender estos procesos políticos cambiantes con tal de aplicar las mejores estrategias. Además, estamos trabajando en aprender a comunicar no más, sino mejor. Lo mejor de todo es que contamos con el firme compromiso de empresas y asociaciones cuya razón de ser es mejorar este sector, y su relación con las administraciones y la sociedad.

Insisto en lo dicho anteriormente: los empresarios no sabemos hacer otra cosa que seguir trabajando para mantener y hacer crecer nuestras empresas, así como cooperar con el bienestar social, el empleo y los impuestos.  En nuestro ADN está la negociación diaria; por eso sabemos que no podemos ir por separado ni prescindir de nadie. Mantener el ánimo, la determinación y la fortaleza empresarial y asociativa que siempre se ha tenido para afrontar estas dificultades es el único camino para revertir la situación que atravesamos, y estoy seguro de que no va a faltar nunca de eso en nuestro sector.

Esto es una realidad y no se puede obviar. Como asociación, debemos informar de la situación que atraviesan nuestros asociados. Al igual que hubo momentos de expansión y se decía, también debemos manifestarlo en los momentos de contracción. Sin embargo, nuestro trabajo no puede terminar aquí, sino que este debe ser el punto de partida. A partir del análisis de situación, resulta imprescindible estudiar y poner en marcha las medidas que puedan paliar la delicada situación que atraviesa nuestra actividad.

Es aquí donde debemos ser optimistas, porque, como también se dijo en la asamblea, si algo caracteriza a este sector a lo largo de su historia es su altísima capacidad de sobreponerse a las vicisitudes y problemas –que los ha habido y muy graves–, y de salir adelante siempre.

Por otro lado, la incorporación de nuevas fuerzas políticas al escenario hace que la forma de hacer política haya variado con respecto a hace unos años. La ideología y la tensión están demasiado presentes en la política, lo que facilita los ataques a sectores como el nuestro y al mundo de la empresa en general.

Desde el sector del juego debemos adaptarnos a estos cambios y saber trabajar en este escenario, y ya lo estamos haciendo: por un lado, se han puesto en valor las acciones de Responsabilidad Social Corporativa en las que todos nos encontramos trabajando. También buscamos ayudas externas que resultan necesarias para entender estos procesos políticos cambiantes con tal de aplicar las mejores estrategias. Además, estamos trabajando en aprender a comunicar no más, sino mejor. Lo mejor de todo es que contamos con el firme compromiso de empresas y asociaciones cuya razón de ser es mejorar este sector, y su relación con las administraciones y la sociedad.

Insisto en lo dicho anteriormente: los empresarios no sabemos hacer otra cosa que seguir trabajando para mantener y hacer crecer nuestras empresas, así como cooperar con el bienestar social, el empleo y los impuestos.  En nuestro ADN está la negociación diaria; por eso sabemos que no podemos ir por separado ni prescindir de nadie.

Mantener el ánimo, la determinación y la fortaleza empresarial y asociativa que siempre se ha tenido para afrontar estas dificultades es el único camino para revertir la situación que atravesamos, y estoy seguro de que no va a faltar nunca de eso en nuestro sector.