ANESAR habla sobre los rascas de la ONCE en INFOPLAY

Desde ANESAR hemos valorado para INFOPLAY la reciente declaración conjunta de los reguladores europeos, que expresa preocupación por los juegos de rasca y gana.

Creemos que es una buena noticia esta toma en consideración de una situación que venimos denunciando desde el sector privado desde hace mucho tiempo. Y creemos que es muy buena noticia también que España, a través de la Dirección General de Ordenación del Juego, esté entre los países firmantes de esta declaración. A pesar de los datos de juego de menores y de prevalencia de estos juegos, ha habido cierta tibieza en el posicionamiento de los reguladores a nivel nacional con el tema de los rascas y por eso pensamos que es una buena noticia esta declaración, siempre y cuando no se quede ahí, y vaya más allá y cristalice en propuestas concretas y aplicables. Asimismo, creemos que esta declaración no debería extrañarle a la ONCE, a la vista de los datos de juego de menores y de su prevalencia.

En este sentido, todos los operadores de juego debemos ser conscientes de que las administraciones públicas y los gobiernos recogen las preocupaciones ciudadanas y aplican medidas correctoras, muchas veces restrictivas, como reconoce la propia declaración, para intentar paliar estas situaciones. Los del sector del juego privado sabemos bien esto y por eso trabajamos también en otras cuestiones como la formación a los trabajadores, programas de concienciación, etc.

Respecto a cuál debe ser el futuro de los rascas en España, consideramos que es un juego que tiene muchas similitudes con otros juegos operados tradicionalmente por el sector privado, incluso en la temática, pero también diferencias muy relevantes. Una de ellas es que los premios son mucho más altos y sin embargo se venden en cualquier lado (quioscos, gasolineras, oficinas de Correos, etc.) sin un control sobre estos juegos como los que tenemos el sector del juego privado. Por tanto, para operar estos juegos pensamos que debería rebajarse la expectativa de premio, someterse a las mismas condiciones de venta que nuestros juegos en cuanto a distancias, restricciones, prohibición de publicidad, etc., y, sobre todo, un exhaustivo control de menores y de autoexcluidos previo a la compra de este producto. En definitiva, establecer un marco de igualdad con el juego privado. De la misma manera que resulta incomprensible la explotación de una máquina de tipo C en la calle o en una oficina de Correos, lo mismo debería pasar con los rascas. Por tanto, creemos que hasta que no se cumplan ciertas condiciones no deberían venderse. Por último, y preguntados por si debería generarse un debate trascendente sobre esta cuestión, cabe remarcar que desde el sector venimos solicitando este debate desde hace muchos años. Pero no ya en el concreto caso de los rascas, que también, sino un debate en cuanto a la situación de clarísimo agravio comparativo entre el juego público y el juego privado. Es incomprensible que dependiendo de quien sea el operador, el estado o las empresas, el juego se pueda clasificar entre juego bueno y juego malo.